¡Como conocer y desarrollar el propósito de Dios en sus vidas!
Todos tenemos un DESTINO que cumplir en esta tierra de parte de Dios. Un destino es:
“Un cometido, una misión, una función, un encargo”.Tú y yo tenemos una misión de parte del cielo. No estamos aquí por casualidad. Nuestro destino natural como personas es nacer, crecer, reproducirnos y morir. Ese es el ciclo de vida normal de todo ser humano. Pero también tenemos un ciclo divino, una misión de parte de Dios que efectuar para este tiempo.
Acciones y objetivos, así como metas importantes, ya están destinados y preparados de parte del Señor para ti y para mí (Efesios 2:10). Ahora nos toca a nosotros descubrirlas y caminar sobre ellas. David dijo: “
El Señor cumplirá su propósito en mi” (Salmo 38:8).Él estaba determinado en cumplir con su destino divino y haría todo lo necesario para realizarlo.
Hay tantos jóvenes que caminan perdidos y sin dirección, vagan en sus pensamientos por no tener un destino claro. Muchos de los objetivos de los “chavales” hoy en día se concentran en fines materiales como, tener un buen coche, un buen ordenador, tener la “play station” más novedosa del mercado o la novia o novio más guapo (a) del colegio. Estos objetivos no son malos en sí, pero si comprendiéramos que hay más de parte de Dios que sólo una buena posición material o social, algunas cosas serian distintas. No debemos ser conformistas. El conformismo es el padre de la mediocridad.
La crisis de identidad que viven la mayoría de los jóvenes hoy en día muchas veces se debe a la falta de objetivos claros y específicos. Esto ocasiona que tengan conductas temerosas e inseguras, que los hacen huir de la realidad y escapar del compromiso. La ausencia de metas en su vida, provoca actitudes distantes que les hacen caer en un
¡pasotismo total!No hay nada más triste, que escuchar a un joven declarar, que no sabe que hacer con su vida. Esto se debe a que carece de un sueño y una meta real.
Tres principios que nos ayudaran como jóvenes a conocer y desarrollar nuestro destino en esta tierra son:
1.- Tener intimidad con Dios: No podemos conocer nuestro propósito sin primero pasar tiempo con Aquel que diseño nuestro destino. La intimidad y la comunión con Jesús, nos revelará la misión que Él tiene para nosotros. Cristo nos llamó a estar con Él (Marcos 3:14). En la cercanía con Jesús conocieron el plan del maestro para ellos. En la intimidad se nos da a conocer la misión.
Hasta ese momento sus discípulos cumplían con su ciclo natural de vida. Unos eran pescadores y otros ejercían una profesión, pero ahora tenían una visión clara de lo que Dios quería para ellos. Muchos jóvenes quieren saber su destino, pero no quieren tener intimidad con el dador de metas y sueños. Si queremos conocer la visión de Dios que nos hará sentir plenos y nos llevara al triunfo, necesitamos amistad con Dios.
2.- Conocer nuestros dones y talentos: Todos sin excepción alguna, hemos sido bendecidos de parte de Dios con dones y talentos (1 de Pedro 4:10). Don es la habilidad y la capacidad que tenemos para realizar las cosas. Si se nos facilita el pintar o el escribir, ese puede ser el don que Dios nos ha dado. Si se nos da bien el hacer negocios o relacionarnos bien con los demás, nuestro don puede ser el comercio, las ventas, o un oficio que tenga que ver con relaciones publicas. Si te gusta la música, el deporte o un ministerio en la iglesia sea con niños, jóvenes, o enseñanza, ese puede ser tu don.
Conocer nuestros dones, nos hará prepararnos y ejércelos correctamente. El destino de Dios para nuestra vida va muy ligado a nuestros talentos y su fin siempre será bendecir a los que nos rodean. Cuando el legendario jugador de baloncesto “Michael Jordán”, se retiró por primera vez tras ganar tres anillos de campeonato, comenzó a jugar béisbol. Al año lo dejó, aunque le gustaba el béisbol, no era su don. Al cabo de dos años regreso de nuevo a la NBA y ganó otros tres campeonatos. Él reconoció que su don era el baloncesto, así que lo ejerció hasta que se retiró por segunda vez. Ese don lo hizo feliz, famoso y multimillonario.
Si en lo que estudias o trabajas no es tu don, tal vez es momento de regresar a aquello en lo que sientes que fluyes de una manera natural. Todavía estas a tiempo, eres joven.
3.- Tener la actitud para desarrollarlos.Seguramente mientras David cuidaba las ovejas de su padre, también practicaba el tirar piedras con su onda. Hacía las dos cosas a la vez. Al ejercitar esa habilidad, descubrió que tenía más capacidades que solo cuidar ovejas, así que practicaba constantemente. David se entrenaba en lo mismo una y otra vez. La práctica hace al maestro. Ejercitar ese don le facilito derrotar y a vencer a Goliat, ¡
Imagínate que habría pasado si hubiera fallado en su tiro por la falta de practica!A veces por falta de destreza los retos se hacen más difíciles de conseguir y en ocasiones no se realizan. En ocasiones nos perdemos grandes oportunidades de éxito, por no estar preparados. No es porque no tengamos la capacidad, sino por que no tenemos la preparación.
David necesitó más que habilidad, tuvo actitud y carácter para desarrollar su talento. Tuvo determinación para practicar y accionar sus dones. De nada sirve un gran don, sino se tiene la constancia, el trabajo y el valor para desarrollarlo. Constantemente se acercan a mi, jóvenes que desean aprender música. Muchos de ellos tienen el don, pero no son constantes, ni determinados. Al mes dejan de estudiar. Creen que la música se aprende en unos cuantos días. Nunca desarrollan su potencial, por su inconstancia y pereza. Tienen la habilidad, pero no la actitud, tienen el don pero no la constancia. No tengamos miedo. Aquel que nos dio el talento también nos ha dado su Espíritu para lograrlo, no estamos solos.
El destino que Dios nos ha dado, va muy relacionado con nuestros dones. Para conocer nuestro destino, necesitamos pasar tiempo a solas con Dios y necesitamos tener la actitud y el carácter para desarrollarlos. Si tu objetivo es ser médico
estudia medicina, si tu deseo es ser diseñador o comunicador
ve tras ello.Si tu meta es ser músico, maestra o deportista
entrénate, si es ser predicador, pastor o comerciante
prepárate.
Lo más importante es estar en el plan de Dios. Eso es lo que realmente nos hará felices y nos hará tener éxito en la vida. ¡CUMPLE TU DESTINO!
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